Agatha Raisin se siente al borde de una depresión: James Lacey ha abandonado el pueblo otra vez sin despedirse; su amigo y compañero de aventuras, el detective Bill Wong, está de vacaciones y no se ha molestado en llamarla, e incluso el interes de sir Charles Fraith es casual y tibio. Por si fuera poco, se siente vieja y desaliñada, así que va decidida a ver al apuesto peluquero de Evesham. Además de arreglarle el pelo, pronto queda claro que el encantador señor John tambien tiene planes para su corazón, pero su futuro juntos se ve truncado cuando muere envenenado. Agatha Raisin se sumerge en la vida de las mujeres que frecuentaban el salón ¿quien podría haberle guardado rencor al talentoso señor John, adorado por clientas que le confiaban todos sus secretos?